sábado, 4 de abril de 2009

Los ojos del corazón

“Lámpara del cuerpo es el ojo, cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz, pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas” (Lc. 11.34)
Los ojos son muy importantes, en ellos comienza una cadena que se torna muy larga y hasta peligrosa. Lo que nosotros vemos, sea bueno o malo queda alojado en nuestra mente, y va hacia nuestro corazón, por eso depende de nosotros de que forma miramos las cosas.
Es de la naturaleza del hombre, mirar constantemente hacia lo que hacen los demás, pero el problema no está en mirar lo que los demás hacen, sino en mira con malicia, en quedarse pensando en que lo que está aconteciendo es una injusticia, que ya no hay forma de salir adelante, que no queda oportunidad para cumplir mis sueños, que uno hace las cosas bien y todo sale mal, etc.
¿Cuántas veces habremos perdido bendiciones sin darnos cuenta por pensar de esta manera? Cuantas veces por no mirar al futuro y habernos encaprichado con cosas que nosotros creíamos grandes, pero que en realidad no valían la pena, perdimos algo que Dios nos tenía preparado y era mucho más grande que aquello por lo que lo cambiamos.
Siempre van a existir momentos en los que vamos a tener que dejar de lado algo que queremos o amamos para tener algo aun mayor y que nos haga felices verdaderamente. Muchas veces si Dios no permite ciertas cosas, es porque sabe que más adelante esas cosas que nosotros creemos buenas o únicas nos van a terminar lastimando.
Él nos trajo al mundo y nos escogió para que hagamos cosas grandes y renunciemos a las cosa chicas y sin sentido. Aunque nos cueste entenderlo y aceptarlo de corazón, él es único ser que sabe que es lo mejor para nosotros. Pasamos por dificultades constantemente, humillaciones, aflicciones, etc. Pero tarde o temprano Dios nos va a honrar y todos aquellos que nos humillaron tendrán que ver nuestra bendición y la gloria de Dios en nuestra vida. Crea en esto y sirva a Dios sin mirar a las dificultades.
Puestos los ojos en Jesús
Shirli.

viernes, 3 de abril de 2009

SUA VIDA PAROU?

Nas últimas semanas nós temos dedicado esta mensagem para falar da verdadeira fé. Se pudéssemos definir a verdadeira fé numa só palavra, então certeza seria a mais adequada para descrever o que a verdadeira fé realmente é. E se você parar para refletir sobre isso por um instante, você verá que não há nada pior que a incerteza, porque quando você não tem a certeza de algo, então a sua vida pára. Enquanto você não tiver a certeza do que quer fazer, que caminho seguir, ou que decisão tomar, é como que se a sua vida parasse até o momento que você decidir ter a certeza do que quer fazer.
Quando a pessoa pega algo em que ela realmente acredita e leva aquilo adiante com plena certeza, só pode haver um resultado: sucesso. É impossível você fazer algo em que acredita plenamente e não ter êxito. Mas, se você tenta pôr um plano em prática porque alguém lhe disse que deveria fazer, ou porque você se acha o tipo de pessoa que talvez terá algum êxito naquele ramo, você já está começando algo que está destinado a falhar. Deixe-me explicar.?
Quando o seu coração esta cheio de fé para fazer algo, para alcançar um certo alvo, você não precisa de alguém para lhe assegurar que isto dará certo porque já existe uma convicção dentro de você que vem de Deus. Na verdade, se alguém tentar lhe desencorajar, isto só lhe motiva mais. É como que se as palavras negativas ao seu redor despertassem o fogo da fé que queima dentro de você. Mas quando não existe uma certeza do sucesso no coração, essa pessoa depende constantemente do que a rodeia para lhe dizer que tudo vai dar certo. E se ninguém lhes diz que ela está indo no caminho certo ela imediatamente procura alguém que lhe possa motivar. É por isso que o Senhor Jesus em algumas ocasiões falou para os que vieram até Ele buscando um milagre "Seja feito conforme a tua fé." Porque ou você tem a certeza absoluta dentro de você que o milagre vai acontecer ou então você não tem. E se você não tem esta certeza o pastor pode até orar por você, o bispo pode lhe dar uma palavra de fé, mais ainda assim vai lhe faltar o ingrediente fundamental necessário para a sua vida mudar; a sua fé. É por isto que você sempre é ensinado na igreja que quando você tem fé para fazer algo que vai mudar a sua vida de uma forma radical, você nunca deve ir pedir a opinião de ninguém, vá em frente e tome uma atitude, porque essa pessoa pode não ter a mesma certeza que você tem e pode acabar por contaminar a sua fé. Lembre-se que a fé é individual e que se você sente que o próprio Deus lhe deu certeza para conquistar algo grande, porque é que você precisa de outra pessoa para confirmar o que Ele já disse que você podia alcançar?
Deus é contigo.

miércoles, 1 de abril de 2009

Luchando por los sueños

En los últimos tiempos, lo que más se observa es la falta de perseverancia que tiene la humanidad. Todo el mundo se propone hacer cosas y hasta muchos comienzan sus proyectos, pero nunca consiguen terminarlos, por una cosa o por otra, las personas dejan de vivir su sueño y acaban frustrados el resto de su vida “Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; no hizo uso de sus manos ninguno de los varones fuertes (Salmos 76.5)”.
El hombre siempre tiende a ver las circunstancias o las condiciones que tiene para realizar su objetivo o su meta. No se da cuenta de que de esta forma está colocando los problemas en primer lugar y que con este pensamiento, nunca va conseguir lo que quiere; va a estar dando vueltas siempre en el mismo punto: empieza algo y lo deja sin concretar.
Dios realmente necesita de personas que sean determinadas, que tomen una decisión y ya no vuelvan atrás. Cuando uno tiene un deseo o un sueño, tiene que arriesgarse hasta las últimas consecuencias, para poder conseguirlo. Dios es quien coloca los deseos en nuestro corazón, para que lo ayudemos a cumplir sus planes, pero esta en nosotros concretarlos o no, Luchar y vencer. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero,…” (Isaías 55.11)
Puestos los ojos en Jesús
shirli