En los últimos tiempos, lo que más se observa es la falta de perseverancia que tiene la humanidad. Todo el mundo se propone hacer cosas y hasta muchos comienzan sus proyectos, pero nunca consiguen terminarlos, por una cosa o por otra, las personas dejan de vivir su sueño y acaban frustrados el resto de su vida “Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; no hizo uso de sus manos ninguno de los varones fuertes (Salmos 76.5)”.
El hombre siempre tiende a ver las circunstancias o las condiciones que tiene para realizar su objetivo o su meta. No se da cuenta de que de esta forma está colocando los problemas en primer lugar y que con este pensamiento, nunca va conseguir lo que quiere; va a estar dando vueltas siempre en el mismo punto: empieza algo y lo deja sin concretar.
Dios realmente necesita de personas que sean determinadas, que tomen una decisión y ya no vuelvan atrás. Cuando uno tiene un deseo o un sueño, tiene que arriesgarse hasta las últimas consecuencias, para poder conseguirlo. Dios es quien coloca los deseos en nuestro corazón, para que lo ayudemos a cumplir sus planes, pero esta en nosotros concretarlos o no, Luchar y vencer. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero,…” (Isaías 55.11)
Puestos los ojos en Jesús
shirli
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